Prefiero un entorno tranquilo y sereno cuando trabajo en algo que requiere creatividad. Intento encontrar un equilibrio sereno entre formas, colores y composiciones: espacios que me resuenen. Enfocarme en mi interior y conectar conmigo mismo es esencial para mi proceso.
Empecé a tomar clases de cerámica en la universidad, hace unos ocho años. Por aquel entonces, estudiaba Animación 3D, lo que significaba que pasaba mucho tiempo frente al ordenador trabajando en proyectos intangibles. La primera vez que toqué arcilla, fue una profunda conmoción, como Anton Ego probando ratatouille en la película Ratatouille. Experimenté una alegría pura al crear algo tangible con mis manos, sintiendo las texturas y los movimientos, por primera vez en mucho tiempo. Con los años, he llegado a apreciar la belleza de las imperfecciones y la calidez que aportan, elementos que busco expresar en mi trabajo, por eso me especializo en tatuajes hechos a mano.
Siempre que me siento perdida o sin inspiración, me ayuda tomarme un descanso del arte. Como mi trabajo a tiempo completo es tatuar, a veces me cuesta dar un respiro, pero intento no apresurarme al aceptar nuevos proyectos. Además, hablar de ideas con mi esposo, Cody, siempre me da una perspectiva fresca y me anima.
